viernes, abril 30

A veces quisiera tener la valentía de decirle a mi mamá lo q realmente soy, siento y pienso, pero no me atrevo. Muchas veces me dice : no soy ninguna cucufata, pero se q le dolería mucho escuchar la verdad de mi propia boca.
No me gusta vivir mintiéndole para salir con la mujer q amo, tampoco pretendo q me bendiga y me diga, te felicito, q les vaya bien, no!, jamás mi madre dirá tal cosa, ni lo hizo con mis hermanas, mucho menos conmigo.
Ella es así, poco tolerante, muy dura con sus palabras y jamás en la vida, deseará q me vaya bien, aunq mal tampoco y si lo piensa, será para sus adentros, porq a mí, ni me lo mencionará, ni siquiera por casualidad, siempre tiene un toque ácido para las cosas q piensa q no están bien.
Me siento tan frustada, a veces amarga conmigo misma, no por lo q siento, sino por la incomprensión de mi familia, mas especificamente de mi madre. Nunca tuve la confianza de contarle mis cosas personales porq siempre salía con algo negativo y apuesto q el día q se lo diga (porq algún día tendrá q ser), me dirá: ya te arrepentirás. Si llega a suceder eso, pues no le voy a dar el gusto de decirle tenías razón, porq eso es lo q ella siempre espera, es la mamá y cree q nunca se equivoca. Me voy a encargar de demostrarle, q no soy el monstruo q creen q soy, q puedo ser tan capaz como cualquiera, q esta hija no está equivocada, q esta vez escogí a la persona indicada, q solo quiero diferente y no por eso soy mala, q siento y sufro como cualquier ser humano y q a veces lloro en silencio. Sé q en el fondo lo sabe, pero no lo quiere aceptar. Hace no mucho, en una de las tantas peleas q tuve con ella, le dije: "Quieres saber la verdad, cuando llegue a la casa vamos a conversar", estaba dispuesta a contarle todo, pero se hizo la dormida y hasta el sol de hoy no me ha tocado el tema.
Lo peor de todo, es q siempre sentí q tenía las esperanzas puestas en mí, no la he defraudado tanto, trabajo, estudio y me valgo por mi misma, colaboro económicamente en la casa, mis hermanas fueron mas alborotadas q yo cuando eramos adolescentes y yo siempre fui la más cuerda y responsable, la q las ponia en su sitio, a pesar de no ser la mayor, siento q no lo he dejado de ser (aunq si un tiempo, me volví muy irresponsable), siempre me creía la mamá y el papá a la misma vez.
No dejo de soñar con el día q me acepte, a mí, a mi amor y al hijo q esperamos tener. Al final la esperanza es lo último q se pierde, menos mal, aún no la he perdido.
Dice un dicho: "No hay peor ciego, q el q no quiere ver", pues le calza muy bien.
Una pela, q tiene mucho sentido y todos los padres de hijos homosexuales deberían ver.

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